A los diecisiete años, cuando se estaba preparando para ingresar en las Fuerzas Armadas, en las filas de la Marina, ocurrió un hecho curioso: comenzó a hablar en tono manso y con un acento diferente de su región, pareciendo un señor con bastante edad. Al principio, la familia creyó que tuviese algún disturbio mental y lo llevo a ver su tío, el Dr. Epaminondas de Moraes, médico psiquiatra y director del Hospicio de la Vargem Grande. Después de algunos días de observación y no encontrando en sus síntomas ni en ninguna literatura médica, nada anormal, sugirió a la familia que lo encaminasen a un padre católico, para que fuese hecho un ritual de exorcismo, pues desconfiaba que su sobrino estuviese poseído por el demonio.
Buscaron a un Sacerdote Católico amigo de la familia, que después de realizar el ritual de exorcismo, no consiguió ningún resultado.
Tiempo después Zélio fue atacado por una extraña parálisis, para la cual los médicos no conseguirían encontrar la cura.
Pasado algún tiempo, en un acto sorprendente, Zélio se irguió de su lecho y declaró:
"Mañana estaré curado".
Al día siguiente comenzó a andar como si nada hubiese ocurrido. Ningún médico supo explicar como se dio su repentina recuperación. Su madre, Doña Leonor de Moraes, llevó a Zélio a una curandera llamada Doña Cândida, figura conocida en la región donde morava y que la misma incorporaba el espíritu de un Preto Velho, llamado Tio Antônio.
Tio Antônio recibió al muchacho y haciendo sus rezas, le dice que poseía un fenómeno de mediumnidad y debería trabajar para la caridad.
El Padre de Zélio de Moraes, Sr. Joaquim Fernandino Costa, a pesar de no frecuentar ningún centro espirita, ya era un adepto del espiritismo, practicante del hábito de la lectura de la literatura Espirita.
En el día 15 de noviembre de 1908, por sugestión de un amigo de su papá, Zélio, fue llevado a la Federación Espirita de Niteroi, presidida en la época por José de Souza.
En el día 15 de noviembre, el joven Zélio fue invitado por el Director, José de Souza a participar de la sesión, tomando un lugar en la mesa. Entonces, el joven Zelio tomado por una fuerza extraña y superior a su voluntad, y contrariando las normas que impedían el ausentarse, de cualquiera de los que componían la mesa, el joven se levanta y dice que allí faltaba una flor y saliendo de la sala, fue hasta el jardín arrancó una rosa blanca y la colocó en el centro de la mesa, donde se realizaba el trabajo. Esta actitud insólita causó un gran revuelo. Habiéndose iniciado una extraña confusión en el local, él incorporó un espíritu y simultáneamente algunos de los médium presentes, tuvieron incorporaciones de caboclos y de pretos velhos. Advertidos por el dirigente del trabajo, estos fueron convidados a retirarse, aduciendo que su estado de "atraso" (sic) espiritual, no los autorizaba a concurrir a la sesión; entonces la entidad incorporada en el muchacho preguntó: "- ¿Por qué repelen la presencia de estos espíritus, sin ni siquiera dignarse a oír sus mensajes? ¿Será por causa de sus orígenes sociales y su color de piel?". Entonces un vidente al ver la luz que el espíritu irradiaba pregunto: "- ¿Por qué el hermano habla en estos términos, pretendiendo que la Dirección acepte la manifestación de espíritus que, por el grado de cultura que tenían cuando estaban encarnados, son claramente atrasados? A continuación se suscitó un diálogo acalorado, y los responsables por la sesión intentaban adoctrinar y apartar al espíritu desconocido, que sin dudarlo mantenía una argumentación segura. El vidente pregunta: ¿-Por qué habla de este modo, si estoy viendo que me dirijo en este momento a un jesuita y su vestimenta blanca refleja un aura de luz? ¿Y cual es su nombre, hermano?" Y entonces el espíritu desconocido habló: "-Lo que usted ve en mí, son restos de una existencia anterior. Fui padre Católico y mi nombre era Gabriel Malagrida. Acusado de brujería, fui sacrificado en la hoguera de la Santa Inquisición, en Lisboa, Portugal, en el año de 1761. Pero en mi última existencia física, Dios me concedió el privilegio de nacer como caboclo brasilero". "- Si juzgan de atrasados a los espíritus de pretos e indios, debo decir que mañana estaré en la casa de esta "materia" (médium), para dar inicio a un culto en que estos pretos e indios podrán dar su mensaje y así, cumplir la misión que el plano espiritual les confió. Será una religión que hablará a los humildes, simbolizando la igualdad que debe existir entre todos los hermanos, encarnados y desencarnados. Y si quieren saber mi nombre, que desde ahora sea este: "Caboclo das Sete Encruzilhadas", porque no habrá caminos cerrados para mi." El vidente preguntó con ironía: "-¿Considera el hermano que alguien irá a asistir a su culto?" Nuevamente el responde: "-Colocaré una "condesa" en cada colina de Niteroi, que actuará como portavoz, anunciando el culto que mañana iniciaré."
Después de algún tiempo todos supieron firmemente que el jesuita era, en efecto, el Padre Gabriel Malagrida. Esto fue verificado por el vidente interpelante, que efectuó una minuciosa investigación.
En el día 16 de noviembre de 1908, en la calle Floriano Peixoto, 30 – Neves – São Gonçalo – RJ, aproximándose las 20:00 horas, estaban presentes los miembros de la Federación Espirita, parientes, amigos y vecinos y del lado de la calle una multitud de desconocidos. Puntualmente a las 20:00 horas el "Caboclo de las Sete Encruzilhadas" descendió y usando las siguientes palabras, dio inicio al culto: "-Aquí se inicia un nuevo culto en que los espíritus de Pretos Velhos africanos, que habían sido esclavos que desencarnaran y no encontraran campo de acción en los remanentes de las sectas negras, ya desvirtuadas y dirigidas casi que exclusivamente, para los trabajos de la hechicería y magia negra y a los indios nativos de nuestra tierra, podrán trabajar en beneficio de sus hermanos encarnados, cualquiera que sea su color, raza, credo o posición social. La practica de la caridad, en el sentido del amor fraterno, será la característica principal de este culto, que tiene como base el Evangelio de Jesús y como maestro supremo Cristo". Después de establecer las normas que serían utilizadas en el culto y con sesiones, (así fueron llamados los períodos de trabajo espiritual), diarias de las 20:00 a las 22:00 horas, así mismo determinó que los participantes, deberían estar vestidos de blanco y la atención a todas las personas, seria gratuita. Dijo también que estaba naciendo una nueva religión y que se llamaría Umbanda (se dice que la persona encargada de transcribir la sesión, cometió un error, ya que el nombre dictado sería Aumbanda, palabra compuesta sánscrita, que significaría:"El Conjunto de las Leyes Divinas"). El grupo que acababa de ser fundado recibió el nombre de "Tenda Espirita Nossa Senhora da Piedade" y el "Caboclo das Sete Encruzilhadas" dijo las siguientes palabras: "- Así como María acoge en sus brazos al hijo, la tienda acogerá como hijos a los que aquí recurran en las horas de aflicción, todas las entidades serán escuchadas, y todos nosotros aprenderemos con aquellos espíritus que supieren más y enseñaremos a aquellos que supieren menos y a ninguno daremos las espaldas y ni diremos no, pues esta es la voluntad del Padre." Dictadas las bases del Culto, después de responder en latín y alemán las preguntas de loskardecistas allí presentes, el "Caboclo de las Siete Encrucijadas" pasó a la parte práctica de los trabajos, curando enfermos, haciendo andar paralíticos, etc.. Antes del término de la sesión, se manifestó un Preto-Velho, Pai Antônio, que venía a completar las curas, el mismo que, con hablar manso, fue confundido como locura de su "aparelho", (médium), y con palabras de mucha sabiduría y humildad y con timidez aparente, se rehusaba a sentarse junto con los presentes a la mesa diciendo las siguientes palabras: "- "Nego" no se sienta no mi señor, "nego" se queda aquí mismo. Eso es cosa de señor blanco y "nego" debe respetar", Por la insistencia de los presentes el dice: "- No se deben preocupar, no. "Nego" se sienta en un tronco que es lugar de "nego" ". Así, continuó diciendo otras cosas, representando su humildad. Una persona de la reunión le pregunta si el sentía la falta de alguna cosa que hubiera dejado en la tierra, cuando desencarnó, y el respondió: "- Mi cachimbo, "nego", que es el pito que dejé en el toco. Manda muleque a buscarlo". Tal afirmativa dejó a los presentes perplejos, los cuales estaban presenciando la solicitud del primer elemento de trabajo para esta religión. Fue Pai Antonio también la primera entidad en solicitar una guía (collar), hasta hoy usado por los miembros de la Tienda y cariñosamente llamada "Guía de Pai Antonio". Al día siguiente una verdadera romería se formó en la calle Floriano Peixoto. Enfermos, ciegos, afligidos, etc., venían en busca de cura y consuelo, y allí lo encontraban, en nombre de Jesús (Oxalá). Médiumns, cuya manifestación mediumnímica fuera considerada locura, dejaron los sanatorios y dieron pruebas de sus cualidades excepcionales. A partir de estos hechos se fundó la Corriente Astral de Umbanda.
A partir de entonces, el "Caboclo das Sete Encruzilhadas" comenzó a trabajar incesantemente para el esclarecimiento, difusión y sedimentación de la religión de Umbanda. Además de Pai Antônio, tenia como auxiliar la entidad espiritual "Caboclo Orixá Malé", entidad con gran experiencia en el "desmanche" de trabajos de baja magia. Espíritu que, cuando trabajaba era sumamente enérgico, y sabio destruyendo las energías maléficas de los que le requerían.
Diez años después, En 1918, el "Caboclo das Sete Encruzilhadas" recibió ordenes del Astral Superior para fundar siete tiendas para la propagación de la Umbanda. Las agremiaciones ganaron los siguientes nombres: Tenda Espírita Nossa Senhora da Guia, Tenda Espírita Nossa Senhora da Conceição, Tenda Espírita Santa Bárbara, Tenda Espírita São Pedro, Tenda Espírita Oxalá, Tenda Espírita São Jorge, y Tenda Espírita São Jerônimo. Nunca pudo seguir la carrera militar para la cual se preparaba, pues su misión mediumnímica no lo permitió, Zélio Fernandino de Moraes nunca hizo de la religión su profesión. Trabajaba para el sustento de su familia y muchas veces contribuyó financieramente para mantener los templos que el "Caboclo das Sete Encruzilhadas" fundó. Además de alimentar las personas que se hospedaban en su casa para los tratamientos espirituales, que según lo que contaban, parecía un albergue.
Nunca aceptaba ayuda monetaria de nadie, ya que esta era la orden de su Guía Jefe, que invariablemente decía: "Não os aceite. Devolva-os"...
Las siete líneas que fueron dictadas para la formación de Umbanda son:
Orixalá, Ogum, Oxóssi, Xangô, Yorimá, Yori y Yemanjá.
Mientras Zélio estuvo encarnado, fueron fundadas mas de 10.000 tiendas a partir de las ya mencionadas.
El ritual establecido por el "Caboclo das Sete Encruzilhadas" era muy sencillo, con cánticos bajos y harmoniosos, vestimenta blanca, prohibición expresa de sacrificios de animales. Eximió los atabaques y las palmas. Sombreros, espadas, turbantes, vestimentas de color, joyas y encajes no serían aceptados.
Las guías, (collares), usadas son nada mas las que determina la entidad que se manifestó, oportunamente en el médium.
El respeto del uso del término "espírita" y de los nombres de los santos católicos en las tiendas fundadas, causaron: Primero, el hecho de que en aquella época no se pudiera registrar el término Umbanda, y lo segundo, era una manera de establecer un punto de referencia para que fieles de la religión católica buscasen los favores de Umbanda.
Los baños de hiervas, los "amací", la concentración en los ambientes vibratorios de la naturaleza, a la par de los enseñamientos doctrinarios, en base a los Evangelios, constituirían los principales elementos de preparación del médium.
Después de 55 años de actividades al frente de la Tienda Nossa Senhora da Piedade (1º Templo de Umbanda), Zélio entregó la dirección de los trabajos a sus hijas: Zélia y Zilméa.
A continuación se retiró, junto con su esposa Isabel Morse, médium del Caboclo Roxo, a trabajar en la Cabaña de Pai Antônio, en Boca do Mato, distrito de Cachoeiras de Macaçu/RJ, dedicando la mayor parte de las horas de su día a la atención de portadores de enfermedades psíquicas y de todos los que lo requerían. (Ir a un mensaje del Caboclo. )
Zélio Fernandino de Moraes dedicó 66 años de su vida a Umbanda, retornando al plano espiritual el 03 de octubre de 1975, con la certeza de que su misión estaba cumplida.
Su trabajo y las directrices trazadas por el "Caboclo das Sete Encruzilhadas", continúan en acción a través de sus hijas Zélia de Moraes (desencarnada el 26 de abril de 2000) y Zilméa de Moraes, además de millares de umbandistas desparramados en el Brasil y por el Mundo.
"Umbanda, árbol frondoso que está siempre para dar frutos a quién sabe y merece recogerlos." Zelio de Moraes